¿Para qué un huerto y granja en la escuela?
Entre el amplio espectro de recursos de apoyo que disponemos en la escuela y se nos brindan, figuran todo tipo de elementos, que pueden ser utilizados puntualmente cuando nuestra tarea lo requiere y cuando no, se guardan sin ningún o escaso mantenimiento.
El huerto y la granja son diferentes, esto necesita un esfuerzo y cuidados permanentes.
El huerto y la granja escolar pueden tener múltiples versiones que cada Centro enriquecerá con las aportaciones que la propia experiencia le proporcione.
En zonas con un alto porcentaje de población urbana puede servir como elemento motivador que ponga en contacto al escolar con un “MUNDO” desconocido para él, el rural. El huerto produce en el escolar el esfuerzo del trabajo agrícola padeciendo sus inconvenientes y disfrutando de sus compensaciones.
El propio trabajo ayuda a enriquecer un vocabulario, manejo de herramientas, etc.... haciendo de esta forma un seguimiento del proceso vegetativo de las plantas y relacionándolo con el estado original de los alimentos, que los escolares consumen a diario y que sólo conocen como plato cocinado y servido a la mesa.
Cabe también destacar las cualidades derivadas de un trabajo en grupo, equipo que conlleva el huerto (hábitos de trabajo, compartir material, repartir tareas, asumir responsabilidades, etc...).
Otro aspecto a destacar es que el huerto es una herramienta educativa de gran utilidad que integra a alumnos con trastornos de aprendizaje y conducta.
Son muchos los escolares con bajo rendimiento en el trabajo intelectual, a los que el huerto les proporciona una revalorización, ya que es una actividad en que todos se encuentran al mismo nivel e incluso en el ámbito superior de sus compañeros en el trabajo físico, todo ello repercute en la autoestima y como consecuencia en su rendimiento escolar.
Los productos del huerto, pueden venderse o consumirse como alimento, actuando esto como fuerte motivación para algunos escolares.
Entre el amplio espectro de recursos de apoyo que disponemos en la escuela y se nos brindan, figuran todo tipo de elementos, que pueden ser utilizados puntualmente cuando nuestra tarea lo requiere y cuando no, se guardan sin ningún o escaso mantenimiento.
El huerto y la granja son diferentes, esto necesita un esfuerzo y cuidados permanentes.
El huerto y la granja escolar pueden tener múltiples versiones que cada Centro enriquecerá con las aportaciones que la propia experiencia le proporcione.
En zonas con un alto porcentaje de población urbana puede servir como elemento motivador que ponga en contacto al escolar con un “MUNDO” desconocido para él, el rural. El huerto produce en el escolar el esfuerzo del trabajo agrícola padeciendo sus inconvenientes y disfrutando de sus compensaciones.
El propio trabajo ayuda a enriquecer un vocabulario, manejo de herramientas, etc.... haciendo de esta forma un seguimiento del proceso vegetativo de las plantas y relacionándolo con el estado original de los alimentos, que los escolares consumen a diario y que sólo conocen como plato cocinado y servido a la mesa.
Cabe también destacar las cualidades derivadas de un trabajo en grupo, equipo que conlleva el huerto (hábitos de trabajo, compartir material, repartir tareas, asumir responsabilidades, etc...).
Otro aspecto a destacar es que el huerto es una herramienta educativa de gran utilidad que integra a alumnos con trastornos de aprendizaje y conducta.
Son muchos los escolares con bajo rendimiento en el trabajo intelectual, a los que el huerto les proporciona una revalorización, ya que es una actividad en que todos se encuentran al mismo nivel e incluso en el ámbito superior de sus compañeros en el trabajo físico, todo ello repercute en la autoestima y como consecuencia en su rendimiento escolar.
Los productos del huerto, pueden venderse o consumirse como alimento, actuando esto como fuerte motivación para algunos escolares.
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